Con la Guerra de las Sombras en el punto de desenlace donde todo estaba a la mitad. Ciclos o las Nubes Negras como se le conoce al sur, se unió a la causa de Crolvad con la esperanza de poder vencer a sus hermanos y reclamar lo que él creía suyo. Los reinos coloniales de la raza de los hombres y los reinos elfos envían un gran poderío de fuerzas contra los Cañones de Toros; lugar donde estaban alojadas las bases de construcción de golems y maquinaria de guerra.
Ciclos mirando desde los cielos atento a cada paso que daban los ejércitos envió sus vientos despiadados a que hicieran advertencia de su presencia, ya que no tenían nada contra los elfos, pero si contra los hombres. Ninguna de sus intrépidas jugadas fue suficiente para hacer retroceder a los ejercidos que avanzaban tan pesados como el hierro. De la nada Ciclos escuchaba ya la voz de Tifón, enfurecido de ira por lo que veía, cuando sintió eso; no podía volver atrás.
Ciclos se formo en el cielo en su apariencia Titán, un gran grupo de nubes y vientos relampagueantes que hacían un ciclón negro en el cielo, este fenómeno causaba temor de solo verlo desde la cima de una montaña, toda la furia del viento del sur solo contra espadas y arcos. Invocando todos sus poderes creo cientos de tornados repitentes y se llevo a los cielos a los ejércitos, donde dejaría que la gravedad hiciera su trabajo de matarlos. Con la fuerza de sus relámpagos destrozo e incendio a la artilleria pesada. Ciclos adoro el sufrimiento y el desgarro de estos seres, sus gritos de piedad alimentaban su deseo de destrucción.
Solo algunos que sobrevivieron entre los cadáveres, vivieron para contar la historia, viendo que el cielo estaba igual de negro y oscuro, con la figura atemorizante del gigante oscuro marchándose con la victoria en manos. El lugar de los ejercitos de Crolvad se salvo para más días.
Los derrotados regresaron con sus reyes, nada menos con la desgracia y el horror en sus ojos, de ver al viento atravesando como un cuchillo los cuerpos, los relámpagos incendiando a aliados y a la artilleria volviéndolos simples añicos del ayer.
Con Ciclos del lado de Crolvad nada impedía que éste tirano se convirtiera en el ser más poderoso de todos y con la potencia de destruir ejercitos en segundos.
Las divinos surgieron, como ayuda y apoyo para los reyes, y la orden del destino confundida y derrotada.
Los Ángeles Azules hijos de Tromba actuaron. Forjaron con un relámpago una hoja indestructible y filosa como de lo que estaba hecho; aunque manos mortales o inmortales no la podían tocar todavía, bajo la lluvia de la Gran Orquesta del Cielo fue endurecida hasta volverse hierro, uno único y extraño.
Los ángeles entregaron esta espada a Dilon de Prenexun, un hedron audaz para que destruyera la sombra de Ciclos del cielo, y dejara de mancharlo con sus nubes de tinta.
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