Turnos el arcángel más poderoso y reconocido en su Coro Angélico. Lo rodean tres anillos de fuego; que rotan como planetas, piel ardiente como el sol, cinco pares de alas. Y el Turno de Turnos es la batalla librada por el arcángel contra Thetmos el Padre de Dragones y absoluto Señor de los Señores Infiernos.
Las tinieblas y humos rodeaban el único volcán de la cordillera. Por tanta actividad y furia con los Señores Infiernos, los enanos tuvieron que correr a dar la Segunda Gran Caravana, para guardarce en el Desierto Eterno. Thetmos estaba repleto de ira, sus ejercitos eran sometidos por la audaz defensa de las voces en el Territorio Antártico, y la alianza con sus rivales de la vida los montes vivientes fue un castigo más que una beneficencia. La furia no le bastaba para conquistar lo que se proponía. Sin más opciones recurrió a su última carta en la mano, y la más tediosa por usar. Invoco a Tifón el vencedor del poderoso Huracán, que se mencionara después. Le propuso en la cima de una montaña al poderoso titán lo siguiente.
- Compartamos fuerzas poderoso Tifón, hagamos que el mundo se arrodille a nuestros pies. Vengate de las voces, tus respectivos primos te traicionaron entregándoles un regalo tuyo a esos entre entes de los arboles en vilgradis. Sabes que merecen un castigo, los dos bandos en los dos continentes, merecemos más al ser los soberanos de un gran ejercito y poder - decía Thetmos con palabras machadas a cenizas,
- Palabras sin importancia... No soy tan orgulloso y vengativo como tu llama. No oses compararme con Huracán, que soy totalmente distinto a él - decía Tifón.
- Pero tienes derecho a reclamar lo que te pertenece... Castiga a las voces, entregarles una lección, destruye los bosques... Clamax esta sin la vigilancia del ojo de los Eos - dijo Thetmos -. Nosotros somos los destructores y cuando no exista nada los creadores de algo mejor.
Tifón acepto las palabras de Thetmos, y los Señores Infiernos se aliaron con los Heraldos de las Tormentas; si se convencía a Tifón convencías a los otros tres hermanos de él, Ciclos, Ráfaga y Tromba. En tanto los otros entes del viento, Céfiro, Brisa, Trueno y Rayo. Dieron el mensaje a las voces y a los ent, su participacion fue minima, pero les salvo la vida a muchos.
Las voces estaban acorraladas, podian vencerlos con un diluvio, a todos, pero eso arrasaria con los ent, y sus propios vastagos (los humanos). Los ent que tenían sus poderes desperdigados en los otros elementos, no tenían fuerza para librar una guerra. Esa era la injusticia más grande jamas cometida. Tifón y Ciclos destrozarían con sus garras a las voces, pero a exterminarlas. Les dejarían la marca que no olvidarían en sus recuerdos, matar a la encarnación de la su vida en carne y hueso, a los hombres y mujeres pacíficos. Mientras Thetmos preparaba para desatar todo su poder en el volcán.
A un relámpago de destruir a la raza de los hombres, Tifón fue golpeado con la fuerza de un cometa en el pecho. Y callo tan devil al mar, Ciclos miro mucho más al cielo donde ascendían las estrellas, y era un guerrero de la Mano de Oro, el arcángel Turnos, había lanzado un flecha; que se cree son estrellas fugaces. Ciclos se preparo para una retirada forzada, pero otra flecha le impacto, y junto a Tifón se disperso en nubes deviles en el cielo. Las voces terminaron impactadas por tales poderes. Entonces Turnos avanzo con la velocidad de una estrella fugaz a la gran cordillera. Donde Thetmos estaba con Tromba y Ráfaga, y con los otros Señores Infiernos. Los dos heraldos trataron de ocultarce, dando una reverencia en su partida.
- Tus crímenes acabaron mi paciencia... ¿Me recuerdas? El mismo arcángel que mato a tu hermano Throlo... Juegas con tus poderes es una cosa. Jugar con la vida de cientos es otra.
- Nadie nunca detendrá las llamas que arden en mi, no importa cuantas veces me maten, renaceré como el fénix - dijo Thetmos,
- Tu valentía es admirable, tu insolencia imperdonable... No sera en milenios que tus llamas calcinen el mundo de nuevo...
Turnos alzo su lanza, y los tres anillos a su alrededor, se juntaron y y se fucionaron en la punta, haciendo de la lanza un faro tan ardiente como el sol mismo. Entonces Turnos arrojo la jabalina poderosa a Thetmos. Y el golpe hiso que el rey cayera en su propio volcán, sellando la chimenea de la montaña, quedando el volcán dormido e inactivo. Entonces Turnos apunto con su arco a los Señores Infiernos sobrantes y dijo.
- ¡Ustedes! Escondanse... No quiero saber de su presencia, o sola mención vuestros nombres. Les advierto una cosa de su futuro, si vuelven a surgir con la llamada de uno de sus hermanos serán vencidos por todos a los que intentaron destruir.
Turnos ascendió a los cielos, con su lanza clavada en el corazón de Thetmos por mucho tiempo. Mientras que los Señores Infiernos se escondieron en clamax, para más tarde ser prisioneros de la Orden del Destino.
Las tinieblas y humos rodeaban el único volcán de la cordillera. Por tanta actividad y furia con los Señores Infiernos, los enanos tuvieron que correr a dar la Segunda Gran Caravana, para guardarce en el Desierto Eterno. Thetmos estaba repleto de ira, sus ejercitos eran sometidos por la audaz defensa de las voces en el Territorio Antártico, y la alianza con sus rivales de la vida los montes vivientes fue un castigo más que una beneficencia. La furia no le bastaba para conquistar lo que se proponía. Sin más opciones recurrió a su última carta en la mano, y la más tediosa por usar. Invoco a Tifón el vencedor del poderoso Huracán, que se mencionara después. Le propuso en la cima de una montaña al poderoso titán lo siguiente.
- Compartamos fuerzas poderoso Tifón, hagamos que el mundo se arrodille a nuestros pies. Vengate de las voces, tus respectivos primos te traicionaron entregándoles un regalo tuyo a esos entre entes de los arboles en vilgradis. Sabes que merecen un castigo, los dos bandos en los dos continentes, merecemos más al ser los soberanos de un gran ejercito y poder - decía Thetmos con palabras machadas a cenizas,
- Palabras sin importancia... No soy tan orgulloso y vengativo como tu llama. No oses compararme con Huracán, que soy totalmente distinto a él - decía Tifón.
- Pero tienes derecho a reclamar lo que te pertenece... Castiga a las voces, entregarles una lección, destruye los bosques... Clamax esta sin la vigilancia del ojo de los Eos - dijo Thetmos -. Nosotros somos los destructores y cuando no exista nada los creadores de algo mejor.
Tifón acepto las palabras de Thetmos, y los Señores Infiernos se aliaron con los Heraldos de las Tormentas; si se convencía a Tifón convencías a los otros tres hermanos de él, Ciclos, Ráfaga y Tromba. En tanto los otros entes del viento, Céfiro, Brisa, Trueno y Rayo. Dieron el mensaje a las voces y a los ent, su participacion fue minima, pero les salvo la vida a muchos.
Las voces estaban acorraladas, podian vencerlos con un diluvio, a todos, pero eso arrasaria con los ent, y sus propios vastagos (los humanos). Los ent que tenían sus poderes desperdigados en los otros elementos, no tenían fuerza para librar una guerra. Esa era la injusticia más grande jamas cometida. Tifón y Ciclos destrozarían con sus garras a las voces, pero a exterminarlas. Les dejarían la marca que no olvidarían en sus recuerdos, matar a la encarnación de la su vida en carne y hueso, a los hombres y mujeres pacíficos. Mientras Thetmos preparaba para desatar todo su poder en el volcán.
A un relámpago de destruir a la raza de los hombres, Tifón fue golpeado con la fuerza de un cometa en el pecho. Y callo tan devil al mar, Ciclos miro mucho más al cielo donde ascendían las estrellas, y era un guerrero de la Mano de Oro, el arcángel Turnos, había lanzado un flecha; que se cree son estrellas fugaces. Ciclos se preparo para una retirada forzada, pero otra flecha le impacto, y junto a Tifón se disperso en nubes deviles en el cielo. Las voces terminaron impactadas por tales poderes. Entonces Turnos avanzo con la velocidad de una estrella fugaz a la gran cordillera. Donde Thetmos estaba con Tromba y Ráfaga, y con los otros Señores Infiernos. Los dos heraldos trataron de ocultarce, dando una reverencia en su partida.
- Tus crímenes acabaron mi paciencia... ¿Me recuerdas? El mismo arcángel que mato a tu hermano Throlo... Juegas con tus poderes es una cosa. Jugar con la vida de cientos es otra.
- Nadie nunca detendrá las llamas que arden en mi, no importa cuantas veces me maten, renaceré como el fénix - dijo Thetmos,
- Tu valentía es admirable, tu insolencia imperdonable... No sera en milenios que tus llamas calcinen el mundo de nuevo...
Turnos alzo su lanza, y los tres anillos a su alrededor, se juntaron y y se fucionaron en la punta, haciendo de la lanza un faro tan ardiente como el sol mismo. Entonces Turnos arrojo la jabalina poderosa a Thetmos. Y el golpe hiso que el rey cayera en su propio volcán, sellando la chimenea de la montaña, quedando el volcán dormido e inactivo. Entonces Turnos apunto con su arco a los Señores Infiernos sobrantes y dijo.
- ¡Ustedes! Escondanse... No quiero saber de su presencia, o sola mención vuestros nombres. Les advierto una cosa de su futuro, si vuelven a surgir con la llamada de uno de sus hermanos serán vencidos por todos a los que intentaron destruir.
Turnos ascendió a los cielos, con su lanza clavada en el corazón de Thetmos por mucho tiempo. Mientras que los Señores Infiernos se escondieron en clamax, para más tarde ser prisioneros de la Orden del Destino.

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